martes, 4 de agosto de 2009

Jarros de agua fría.

Busqué a la nada, y la nada me encontró. Me sumí en una inconsciencia profunda, y allí las hallé. Verdades. Vistas sin ver. La esencia de lo real mezclado con lo increíble. La buena suerte de los imbéciles, la de mala de los que mueren de amor. Estas solo. Tú solo tienes que labrarte tu propio camino. No creas en nadie, porque nadie va a labrar por ti. No te fíes de los que dicen quererte, ni de los que dicen no hacerlo. Fíate de los que no te lo dicen, sino que te lo demuestran. No creas en el amor, porque sólo hay uno. Uno. No está en los libros, ni en tu cama, ni en tu vida de momento. Está en tu mente. En tu cuerpo. En cada célula de tu dichoso ser. Espera a que las cosas ocurran por si mismas, y espera sentado. Pero espera. Y huye. Y corre. Y no mires atrás, porque si lo haces te vas a caer. Y va a ser mucho más duro que la vez anterior. Más dolor, más experiencia. Al final es lo único que cuenta. Tú, y los golpes que te han dado.