martes, 4 de agosto de 2009

Anhelos.

Todo estaba basado en errores. Las luces del cielo parpadeaban intentando eclipsar ideas, pero no hacían más que matar sentimientos. Puede que en una calurosa noche de verano, confundieras emociones abrazado a la almohada. Dicen que siempre deseamos lo que no podemos tener. Te deseo. Quizás fuera eso. La perfección emocional es difícil de alcanzar, aunque alguna vez estuvimos apunto de rozarla. Puede ser que en una otoñal mañana, sea yo la que malinterpreté sus sentimientos. Puede ser. No salgo del estado de incredulidad en el que me encuentro. Lo más curioso, y a la vez frustrante, es que ahora soy yo la que pende de un hilo tan fino como lo que un día llame amor. En cambio, y quizás por suerte o por desgracia, tú cuelgas de una losa de hierro que contiene todo lo que un día creí no querer y hoy anhelo.Creí durante un solo instante que podría arrojar todo fácilmente a la basura. La verdad, ya estaba acostumbrada a esa monotonía en donde todo por lo que intentas luchar se desmorona en menos de un minuto, y luego tienes que volver a construirlo, pieza por pieza, cosa que se me daba bien. Simplemente.. no sé. No sentía. Algo inhumano dentro de mi había perdido toda esperanza de sobrevivir. Me limitaba a ver como pasaban las horas, las personas, los días, el tiempo.. El sol no solía acostarse pronto y las interminables tardes mudas ennegrecían el cielo, radiante. Hacía mucho calor, y veía mi rostro reflejado sobre la superficie de la pantalla, inmóvil. Me preguntaba que hacía realmente aquí, y si es que de verdad este era mi sitio. Entonces, apareciste tú. Y todo volvió a cobrar sentido.