martes, 4 de agosto de 2009

Instinto animal.

Intercambio de miradas. Un par de besos rápidos, o ya ni eso. Sonrisas amargas que dejan mucho que decir. Intercambio de palabras. Hablamos de dos cosas sin importancia. Me levanto. Te vas. Se oye el chasquido de mis huesos al romperse. Viene. Lo oigo. No lo escucho. Pienso en ti. Sonrisas tontas. Cinco estaciones. ¿Otra vez?. No. Tres segundos sin ti. Sinónimos de infierno. ¿Ahora o nunca?. Quédate conmigo. Por favor. Mi alma es tuya. Aspiro un halo de tu respiración. Vuelvo a vivir. Compartes mis sueños. Comparte mi cama. Vuelves. Se oyen mis ganas de abrazarte. Temblores. No te vayas sin mi. Te miro. Se lo que piensas. En realidad, siempre lo sé. Vuelves a mirar. Tres, dos, uno.. Apartamos la mirada. Es el tope. Para que nadie lo note, me refiero. Mierda. Otra vez ganas de acercarme. Empieza a llover. Litro por metro cuadrado. Me golpean en la cara. No se nota que estoy llorando. Día siguiente. Entras por la puerta. Se me corta la respiración. Bajo la cabeza. Siempre contigo. Sin ti, quería decir. El color de tu pelo. Tu aroma. Tu piel. Estas conmigo. En mi mente, sin duda. Ya no hay vuelta atrás. Aunque no quiera, esto es irreversible.